jueves, 26 de enero de 2017

H

Era una chica pelirroja, le gustaba comer cerezas y correr por el bosque. Tenia un vestido blanco y los ojos verdes, los dientes grandes y los labios finos. Mil pecas y un lunar en el escote. Era alta... casi un metro setenta y trabajaba llenando los baños de agua caliente. Conocía las plantas que olìan mejor y las que más le gustaban a cada habitante de la casa. Se paseaba por los pasillos con las jarras de cerámica de 3 en 3. Una en la mano, una en la cintura, una en la cabeza... y acostumbró a caminar con la cabeza alta y a doblar la cintura cuando se quedaba quieta.

Era bonita, pero no de una belleza común... recogía su pelo algunas veces pero siempre escapaba algún mechón. 

Miraba por las noches las estrellas y follaba con ternura. Siempre tuvo un halo de misterio que se volvía en su contra. Las mujeres la envidiaban los hombres la temían y al ùnico que la amó la gente y la culpa no le dejaron amarla.

Tenia los pies planos y las uñas cuadradas. Las manos grandes y los dedos redondos, las uñas cortas. Las orejas más pequeñas del mundo casi circulares y los rizos de su madre.

Nunca conociò a su padre y nunca tuvo tiempo para echarlo de menos.

Tuvo durante un tiempo una hermana, pero eso importó poco en su vida... su hermana se fue.

El pecho redondo y pequeño, el vientre ovalado, las caderas anchas y las piernas largas. Los muslos se unían bajo el coño con el que cada noche follaba con ternura, mientras miraba las estrellas.

Su nombre empezaba por H