miércoles, 31 de agosto de 2016

Mi HERMANO mayor.

Nunca tuve amigos hombres... no por nada, tenía compañeros pero nunca compartí con ellos la intimidad que a un amigo se le otorga. De mi primer amigo masculino, nunca llegué a saber su nombre, y fue una de las personas que más me ayudó a salvarme de mi misma, quien más aguantó mis miedos y mi soledad... quien más me mimó.

Pero los amigos de verdad te dicen te quiero, se permiten la licencia de darte a veces un tironcillo de orejas y preguntan cada día cómo estás.

Cuando lo conocí, me imponía muchísimo, parecía serio y mayor... La primera frase que me soltó, con un doble sentido que en su momento no captó, hubiese dado pie a mi primera broma... pero me imponía tanto que me callé...

No sé que me hizo abrirme a él, contarle en un momento, quizás inoportuno, todos mis demonios... Sé lo que me hizo quererlo tanto, ver en sus ojos, la felicidad de mi amiga, ver en sus ojos, la claridad de un alma buena.

A veces me sorprende lo protegida que me siento

A veces me sorprende lo mucho que confío en él.

Sé que no pasará nada, sé que con ellos, no estoy sola.

Cuando está serio es una persona, cuando sonríe es otra. Y sé que los  dos son él.

Bendito universo que lo puso en mi camino... que yo no sabía lo que era tener un hermano mayor, que te quisiese tanto

Bendita la vida que lo mantiene cerca... que yo no sabía lo que era la bondad...

Se miran y ves a las estrellas giñarse, complices, de su gesto de amor

Bendito el destino que los cruzó.

Que lo chincho, si, por supuesto... a veces casi sin darme cuenta... pero es que le tengo tanto respeto, que me hago niña a su lado, me siento tan segura, que me envalentono y sé que no pasará nada malo, que me llevaré el tirón de orejas, o acabaré mojada (porque por algo es manantial) pero que todo estará bien. ¿Qué tipo de hermana pequeña sería si no buscase a mi hermano mayor?

Bendito él, que me aguanta, que me acompaña en mi ruta, que me deja estar en su vida, que me ha dado la oportunidad de interrumpir en su cotidianidad, de ser hermana y de ser amiga.

Benditos ellos, que están ahí.

Gracias hermano. Y si, te llamo hermano, porque los amigos van y vienen, pero los hermanos, pase lo que pase llegue quien llegue,  se cruce quien se cruce, son para siempre, para toda la vida. Y yo te querré,  todas mis vidas.

martes, 30 de agosto de 2016

Gente insana no, Gracias.

Hace ocho años, en el instituto, una profesora me pidió que fuese a entregarle unos rotuladores a una profe nueva que no había visto en mi vida. El curso siguiente nuestros caminos se unieron. No me dio clase, pero hicimos proyectos juntas, tanto que su presencia redefinió mi vocación y aclaró mis sueños. Ella decía que yo era su ángel de la guarda, que yo manejaba su torre de control. Nos hicimos familia, empezó a llamarme sobri.

Ella, me encontró, me dio confianza y fue pico en mano abriéndose camino para encontrar mis diamantes internos.

Los atardeceres y las tartas de chocolate fueron testigos de lo que hizo por mi.

Me hizo creer que todo era posible... y me lo demostró, me dio alas y me enseñó a volar

Pero sobretodo me dijo algo que a día de hoy me sigo trabajando. "Gente insana no, gracias." Esa era su frase, continuada, cuando quienes yo consideraba amigos me hacían algún feo

Nadie que machaque, nadie que sólo esté en lo bueno y aprender a separar...

El otro día quedamos y le conté mis miedos por relaciones antiguas: Sobri ¿Tu sabes lo bueno que es sanear relaciones?

Poco a poco y adelante

Hay gente en la vida que es presente, que están siempre ahí, que sabes que llegaron para calmarte,  algunos son arena del camino, que te sostiene, otros son manantiales, que te devuelven la vida y otros estrellas, que te vigilan.

Ella, que no me entiende siempre pero tampoco me juzga, que se alegra por mí cuando le cuento... ella es presente y es familia

Y a mi, que soy riachuelo me cuesta aceptar que sigo adelante, que nunca soy la misma y que debe dejar atrás a quien no sigue mi camino. Mi ruta está trazada y hay quien se marchará, aunque suene tormenta cuando lo haga, aunque me esconda unos días en la cueva, pero son pesos que no me dejan caminar, y avanzar no es una opción.

Pero para ello estrellas, arena y manantiales que me sonríen tanto como me tiran de las orejas. Que me llaman familia y siguen mi ruta...

Nunca estarás sola 

viernes, 26 de agosto de 2016

El baile

Quiero salir a bailar, en esta noche estrellada, quiero salir a bailar... descalza a la orilla de mi río, perder un rato de vista el camino... olvidar la ruta trazada y girar sobre mi misma. Quiero bailar esta noche, ver la luna dar vueltas al ritmo de mis tirabuzones

Quiero bailar y bailar, llorar y llorar.... permitirme por un rato volverme ajena a mi misma... sin pensar, sin este continuo echar de menos que es el constante de mis latidos... sin amar el vacío.

Universo, llévame al cosmos, llévame a bailar allí, permite esta noche que vuelen mis tirabuzones y que todas aquellas que fui se unan con quien soy en una danza de amor y recuerdo, una noche, un segundo en este cúmulo de vidas, cóndeceme este deseo, un instante que sea, de mi misma, de bailar y llorar, de amarme.

miércoles, 24 de agosto de 2016

El vacío

Sí vieseis mis lágrimas en este instante diríais con certeza que soy idiota, por llorar A alguien que no existe. Si vieseis mis lágrimas no lo entenderíais,  pero quizás,  inconscientemente comprendieseis e inconscientemente algo os llevaría A querer abrazarme en mi llanto inútil,  las madrugadas se me rebelan.

A veces siento un inmenso vacío dentro de mí y sé que falta algo, una emoción indefinible me asegura que no estoy completa. Lo confundo a veces con ocio y creo que es una canción, creo que me falta una melodía concreta... y compulsivamente  pongo música que calme mi vacío, busco esa canción correcta que apacigue mi terremoto... me gusta la música en casi todas sus variantes y acabo por olvidar ese vació, pero no lo lleno... porque no es música

Otras veces creo que es una película y pongo y pongo películas pensando que el vacío es aburrimiento, pero acabo por quitarlas todas... excepto alguna que derribe el vacío de mi pensamiento,  que me transporte y me haga olvidar... dándome la certeza de que esa emoción se parece a los sentimientos que esa película me provoca... pero sigo siendo vacío

Harta de buscar emociones, leo, acabo por romper A llorar, a veces de la misma rabia de contemplar A quien se siente completo, con una envidia sana que roza la admiración... hacia quien ha tenido el valor de luchar por encontrarse, mientras mi mayor acto de valentía reside en llorar A oscuras sin compartir mis lágrimas

Porque si compartiese mis lágrimas,  si me vieseis ahora mismo llorar, diríais que soy idiota, por llorar alguien que no existe, por llorar un vacío, por echar de menos algo que jamás he tenido y quizás nunca tenga

Pero qué remedio pongo yo A este agujero que sólo se llena con alguien que no existe... solo puedo esperar, que las lágrimas lo corróan o me hagan olvidar.

Los zapatos

Los zapatos de brillantes no son los más adecuados para caminar por la montaña, el barro siempre está presente en la ruta, en algún momento llena tus pies... Pero parecía venirme impuesto... no recuerdo en qué momento me calcé los zapatos de brillantes, durante mucho tiempo crecieron conmigo, hasta que un día se me quedaron pequeños.

No podía deshacerme de ellos,  eran mis zapatos de brillantes... sin ellos no podía caminar.

A veces los cambiaba un rato por las botas,  avanzaba veloz en el camino, las piernas Fuertes se me cansaban y el pie encerrado me dolía,  pero no entraba barro. Fijaba la vista en el camino segura de que mis botas Fuertes me protegerán de todo.

Pero al final, el dolor de piernas me obligaba a volver a calzarme mis pequeños zapatos de brillantes.

Y un día, a mitad del camino, descubro que ya no quiero ser una princesa, que no me quedan bien los zapatos de brillantes. Que no quiero ser dura, que las botas son demasiado cerradas  para mí. Prefiero caminar descalza, sin ser princesa ni guerrera, sin ser payasa, ni estrella, sin ser niña ni mujer... caminar descalza y nadar río arriba, por mi propio camino, mi propia ruta... Ahora que los manantiales me ayudan a llorar... ahora que el camino me han enseñado a bailar.

El camino toma otra dirección, no se què cambios depara ni a donde me lleva, pero camino descalza. Mas YO, Más bonita y menos ciega.

viernes, 12 de agosto de 2016

Las cuevas.

Sumergirte a veces no es bueno... sobretodo si no es agua, si son miedos... adentrarte en cuevas que no existen, buscando dragones que son leyendas, fantasias inventadas, aún sabiendo que sólo hay que pensar en algo, para que suceda... y hay días en los que no tienes muy claro el color del cielo, ni el olor de las nubes... en los que te supera la vida, casa y hogar... cotidianidad y divinidad... y en pocos kilómetros se concentra de pronto tu mundo... y te sumerges en el miedo de romperlo... de hacer añicos todo lo que te importa... de dejar sin piedras preciosas la cueva, la montaña, la sierra...

Y tú, que últimamente eras montañera con cierta experiencia... que habías llegado a verte alta y  bonita... te miras de nuevo pequeña y fea... y no te encuentras en el espejo... ni siquiera sabes donde ha ido a parar esa antigua "yo" que planeaba sin abrir las alas...tú, que ya habías alzado el vuelo...

Pero en las cuevas hay sombra... y siempre viene bien parar a descansar, reponer fuerzas... verse un poco fea para después brillar...

Esperar el próximo brillo del sol, la próxima luna llena, el próximo manantial... y recordar que tienes alas de montañera, que paso a paso, subes, caminas y que igual que las anteriores, acabarás saliendo de esta cueva y dejándola por siempre atrás.

sábado, 6 de agosto de 2016

El manantial.

Abro los ojos y veo su silueta, de espaldas a mi... intuyo que remolonea, pero no está dormida... igual que no lo estoy yo, del todo, desde que él se fue. En silencio pienso, ayer me daba la mano me besaba los nudillos, me calmaba... como nadie me calma... porque nadie me entiende como ella... y menos mal.

Me mira, nos sonreímos y charlamos... sus ojos me dicen que todo sigue bien... que cuanto más conecto con él, más me quiere ella, a pesar de que nuestra forma de conectar sea a través de la piel. Y con su tranquilidad, me siento crecer.

Ella dice que la miré, por primera vez, como si la reconociese... yo sé que la sentí y supe que nunca más debía separarme de ella... y lo que a veces, sin saberlo, la he echado de menos... lo que he añorado que apareciese... hasta que lo hizo por fin. La conocí entre montañas, ella es el pico nevado, la cima tranquila, la claridad.

Estamos en el colchón del sótano, viendo el tour... él duerme... y de vez en cuando nos pregunta qué cuchicheamos... su ordenador, mi móvil... nos reimos juntas... nunca pude hacer esto con nadie... pero ella... con ella puedo hacerlo todo y no pasa nada. Coincidimos en decir que creíamos que eso jamás podríamos hacerlo con otra persona, comentarlo así... y me dan ganas de abrazarla... Y la quiero más aún, por todo lo que podemos compartir, por todo lo que me enseña... por ser agua clara.


Me hacen valiente, cuando me dicen que siempre estarán aquí, para lo que necesite. Me hacen grande, cuando me dicen que vuelva... soy afortunada, cuando lloramos juntas al partir. Con ellos el llanto fluye, la risa fluye, las palabras empiezan a fluir también... con ellos soy yo, al natural, mi alma vieja sin barreras... y llevan un pico con el que ayudarme a romper mis muros.


¿Qué son? Mis hermanos... Los hermanos no hacen esas cosas... Los míos sí. Le digo a quien me pregunta, sorprendida, que todo vaya bien... que todo sea como lo cuento... Pero es que querida, ellos son geniales... y lo divino, es inexplicable. No puedo ponerle palabras a lo que siento cuando juntas estamos en su pecho, cuando ella lo mira infinito, viendole el alma, cuando él me besa, cuando me duermo agarrada al pelo de su pecho, cuando los oigo quererse... cuando lo veo mirarla y me emociono... porque el amor del mundo se condensa en su mirada... cuando me emociono al oir hablar al uno del otro.

Me dieron la esperanza, me enseñaron a bailar y a llorar... a sentir, a perdonarme, a permitirme, a expresar, a quererme... a ser valiente... a poder.

Y los echo de menos, echo de menos las baldosas doradas en las  que mi ruta se convierte los instantes que caminan a mi lado... los días que nos damos la mano al andar. La naturaleza de la que me rodeo cuando lo hablamos todo, cuando todo está bien, cuando no pasa nada y rozamos lo divino, cuando nos reencontramos después de siglos atrás.

Son el arcoiris, son la magia de la aurora boreal, son tormenta de verano, son estrellas fugaces y puesta de sol. Son la belleza de la naturaleza... que no sabe lo que provoca en los ojos que la mira... que no saben lo que provocan en el alma que tocan.

Son los altos en el camino, el agua del manantial, el aire que respirar para seguir caminando... la esperanza de saber que podrás, porque el camino va de manantial en manantial, para reponer, para vivir, para descansar.

viernes, 5 de agosto de 2016

Acantilados.

Una niña de cinco años llora en la puerta del cole. "Mamá, no me dejes, que me riñen porque no se leer" La profe la aparta en clase, la pone a dibujar. "Me para la clase" Los padres se agobian "Es culpa vuestra, que no os poneis en casa" Pero la jornada completa no es fácil... la conciliación no existe y el tiempo no se multiplica... 

Una niña de seis años, en verano, le cuenta a su prima mayor que está preocupada, porque no sabe leer y pronto empezará el cole. 

Tranquila, mi amor, todos aprendemos, todos tenemos nuestro ritmo. 

La vida como una carrera, en la que si no llegas el primero no vales, si te quedas atrás eres un fracasado. ¿A donde vamos? Tanto correr, para saber que el final, es acantilado. 

Heroes y heroinas, que hacen de todo, que saben de todo, que pueden con todo... jornadas de 12 horas, entre clases y deberes... extraescolares y juegos didácticos... aprender, mejorar... "Es bueno para tu futuro" "Llegarás lejos si trabajas duro". 

Yo era así, llantos por no lograrlo, ganas de desistir, obligarme por encima del cansancio... los suspensos ni nombrarlos...

Y un día, un hada. ¿A donde vas, con tanta prisa? 

Y corría por correr, una carrera que no había elegido, una maratón que no era mía.

Si yo no quiero subir... si yo quiero nadar... quedarme en el lago... ver las estrellas... si a mi la cima no me hace falta.

Ayer la veía a ella, con su agobio, con su pena... con esa cara de no pasa nada... porque a los niños nunca les pasa nada... y me vi... en mis agobios... y la vi... en 12 años... con sus llantos...

Yo no la quiero así, no la quiero heroina, no la quiero en la cima...

Mi amor, vamos al lago, vamos a nadar... que la cima es camino... pero no todo es caminar... mi amor... que todo llega, que lo que tenga que pasar, pasará.

y nada tranquila, que cuando sientas las fuerzas, echarás a andar... 

No se puede quedar atrás en un camino en el que vas solo.


Los acantilados, mi amor, pueden esperar. 

https://www.youtube.com/watch?v=mYFaghHyMKc

miércoles, 3 de agosto de 2016

El nacimiento del río

Nunca me permití caer, nunca dejar de ser fuerte, nunca estar por debajo de las expectativas. Nunca de menos... siempre por encima... ¿De quien?.... no sabía...

Pero ella me lo dijo un día... por encima de mi misma... por encima de mis sentimientos y mis ganas de llorar... no eran escaleras lo que construía si no muros que me partían en mitades. Y aquí estoy aprendiendo a llorar, a suspender, a no poder más y a no sentirme culpable de ser humana. Aprendiendo a conectar y a reconocerme y solo así se me han abierto las puertas de lo divino.

Por eso con ellos rompo a llorar como hacía años no podía, por eso no son lagrimas solitarias a las que les cuesta salir, por eso con ellos me tiembla el labio y me hago río... porque me han enseñado a llorar.

Los muros no son montañas, las montañas cuesta subirlas... pero se consigue... los muros nos rompen en dos, son fronteras, nos dividen... y somos incapaces de atravesarlos... hay que romper con ellos de golpe, permitir que el agua erosione la roca, que la parta en dos... que se destruya, que fluya.

Y ahora, empiezo a erosionar, a sentir, a acercarme a mi misma, a reencontrarme con el lado más allá del muro, con el llanto, con el placer, con la libertad. Y rota, erosionada, en construcción, comienza mi camino.